Por De Rosenberry, terapeuta matrimonial y familiar con licencia y gerente de programas de servicios para personas mayores
El trauma se define como “una experiencia profundamente angustiante o perturbadora.” La mayoría de nosotros estaría de acuerdo en que este tiempo indescriptible de COVID-19 ha sido angustiante y perturbador. Si bien es importante reconocer y abordar nuestros propios sentimientos, debemos ser conscientes del trauma que nuestros hijos también pueden estar experimentando. Hacer frente a estos sentimientos ahora puede hacernos más resistentes cuando las cosas vuelven a la normalidad.
Su hijo (o usted) puede estar demostrando estos comportamientos o emociones si se siente angustiado o perturbado, y muestra signos de trauma:
- Ansiedad, inquietud, incapacidad para sentir calma o regular (controlar nuestros estados de ánimo y comportamientos), ocupaciones, dificultad para relajarse
- Depresión, tristeza que no disminuye, sentimientos limitados de felicidad, entumecimiento (silenciar nuestros sentimientos)
- Miedo, aferramiento, llanto, dificultad para calmar, enojo (Nota: lo que aparece como enojo puede ser miedo)
- Insomnio o sueño excesivo.
¿Qué puedes hacer para ayudar a tu hijo/a?
- Los niños buscan a sus padres o cuidadores principales para saber cómo actuar o reaccionar. Los padres tranquilos, serenos y que brindan seguridad producen hijos tranquilos, serenos y reconfortados.
Puede ser extraordinariamente difícil hacer cualquiera de esas cosas en los días buenos, y en este momento, es crucial que desarrollemos y practiquemos esos hábitos para ayudar a nuestros hijos a enfrentar con éxito. Si necesita apoyo adicional en este momento, Family Service Agency puede ayudarlo.
- Consulte con usted mismo antes de “reaccionar” a su hijo. Tómese un momento para calmarse.
- Imagine lo que sienten sus hijos: ansiedad, depresión, miedo. Responda a esos sentimientos y no a sus comportamientos. Use palabras para describir lo que podrían estar sintiendo.
- Ayude a su hijo a desarrollar su vocabulario emocional. “Me siento triste. ¡Estoy tan molesto! Estoy asustado.”
Estudios muestran que hablar sobre nuestros sentimientos disminuye su impacto e intensidad. Haga que su hijo señale el lugar en sus cuerpos donde siente ese sentimiento y emoción. Esto les ayuda a poner sus sentimientos fuera de sus cuerpos en lugar de mantenerlos encerrados dentro de donde no se pueden expresar.
Recuérdeles a sus hijos (y a usted mismo) que lo que sea que estén sintiendo está perfectamente bien. Es completamente natural sentir lo que sea que estén sintiendo. Los sentimientos pueden indicar una necesidad. Ayude a su hijo a descubrir lo que necesita y ayúdelo con esa necesidad. Haz lo mismo por ti mismo.
- Construya resiliencia. Recuerde a sus hijos (y a usted mismo) las habilidades y talentos que ya tienen y cómo podrían usarlos para hacer frente y manejar durante este tiempo. Observe y felicite sus éxitos y formas saludables de afrontamiento.
Puede ser útil recordar que los efectos del trauma permanecerán después de que intentemos volver a la “normalidad”. Los sentimientos y comportamientos de nuestros hijos pueden persistir mucho después de que regresen a la escuela y nosotros volvamos al trabajo.
Ahora es el momento de ayudar a su hijo a sentirse seguro, amado, escuchado, y visto. Estudios muestran que los padres o cuidadores primarios pueden reducir los efectos a largo plazo del trauma en los niños al proporcionar estos tipos de respuestas enriquecedoras.
Comuníquese con Family Service Agency o Santa Maria Valley Youth & Family Center si necesita ayuda en fsacares.org o 805-965-1001.